Negarlo es cuestionarlo
H e aquí una breve historia: Escribo seguido en negaciones. Las escribo inclusive cuando no estoy de acuerdo en usarlas. Digo las negaciones con “no” y con “nada”, con “nadie”, con “sin”, con “jamás”, con “nunca” y con “siempre”. Pero, ¿a qué nos lleva tanta negación? ¿Se han percatado que la negación es reflexiva? Sí, hay algo verdaderamente mágico en una negación, y es que negar algo regularmente implica habernos cuestionado la afirmación de algo . “El cielo no es de caramelo” implica afirmarnos algo: que el cielo está hecho de gases y rayos. Pero la negación, por naturaleza, incita a tener un pensamiento dialéctico. La afirmación rara vez produce este fenómeno puesto que afirmar algo usualmente lleva una traza de convicción. No confundamos, claro, el uso de la negación con “negar” algo. Aquí, tanto negar como afirmar, son prácticamente indiferenciables. “Empecemos a negar nuestras creencias más profundas y encontraremos que es perturbador” ...