7 TIPS PARA VOLVERTE UN MEJOR MAESTRO Y QUE SEGURAMENTE NO TE ENSEÑARON
Ya sea que enseñes arte, lógica, idiomas, ajedrez, ciencias o inclusive un deporte, te recomendamos estos 7 consejos indispensables para volverte un buen maestro.
1- Sé honesto La mejor herramienta que puedes tener como maestro es la honestidad. Te asombrarás de las serendipias que te toparás con tan solo practicarla. Y es que el conocimiento no sucede sin ésta. O sea, no se trata de una postura falsa de quien desea ser un buen maestro siempre al tanto de sus deberes éticos. Es más bien una herramienta que ayuda a entender el mundo sin tapujos. Hay que practicar la honestidad, pues, entre los alumnos y con uno mismo.
2- Más mayéutica y menos monólogo Si bien los monólogos del docente -algunos les llaman explicación- son importantes para puntualizar sobre un tema, su abuso suele ocasionar una atrofia en la actitud del aprendizaje del estudiante. Un alumno que recibe solamente consejos, indicaciones e instrucciones suele tener un bajo apetito por aprender y conocer por cuenta propia, pues espera que todo le venga dado y, aún peor, procesado y ultra-pasteurizado por el profesor. El buen maestro puede optar por una combinación donde inquiete al alumno con planteamientos problemáticos. El docente puede ayudar a que el alumno, por él mismo, llegue a sus propias conclusiones mediante preguntas. Esto habilitará en el estudiante una práctica reflexiva que le asistirá en situaciones donde necesite hacer uso de soluciones creativas.
3-Menos enseñar y más aprender Como el objetivo del buen maestro es que el alumno adquiera conocimientos y destrezas, así como también que aprenda -o sea, que críticamente observe 'algo' con la intención de entenderlo-, entonces resulta congruente decir que el buen maestro debe de procurar que el alumno 'aprenda' en vez de preocuparse por 'enseñar'. Claro, no decimos que dejes de enseñar, sino que cures -cuides- que el alumno aprenda. No te memorices, pues, tu monólogo de maestro. En cambio observa atentamente la manera en que tu alumno entiende, aprende y adquiere. La distinción es esta: Un maestro que se enfoca en enseñar suele deslindarse de su responsabilidad docente y frecuentemente dice cosas como 'Yo no sé si aprendió, pero yo ya le enseñé'. El buen maestro ve el aprendizaje como una práctica constante y necesaria para el crecimiento y el desarrollo del alumno.
4-Vuélvete investigador Añade a tu bagaje los conocimientos y las herramientas de un investigador. Evita el hábito de la mera consulta y, en vez de ello, busca entender el problema y el fenómeno en sí dentro de tu contexto. Así, cuando una idea concreta se te complique, recurre a analogías abstractas. Compara, contrasta, analiza, abstrae y concretiza aquello que es el caso de tu investigación. Un buen maestro no se contenta con remedios caseros que sólo apaciguan temporalmente las necesidades. Busca, mejor, ser un implacable investigador, un adicto a la satisfacción de tu curiosidad intelectual.
5-Planea mucho y olvídate de tus planes Si pensabas que las planeaciones eran para seguirlas al pie de la letra, quizá quieras reconsiderar tus conclusiones. Uno debe de planear mucho -aproximadamente 1 hora por cada hora que se enseña-, con cautela y devoción. La planificación de la clase es más o menos como una especie libreto teatral que, cuando es llevado a escena, uno nunca sabe qué puede suceder y por eso debes de contar con muchas habilidades de improvisación -ajustes, adaptaciones, adecuaciones, etcétera-. Para lo cual deberás dominar aquello que deseas enseñar y, aún más, deberás desarrollar habilidades que te permitan satisfacer las necesidades fortuitas que emerjan de los problemas individuales de cada alumno.
6- Sé empático y motivador Siempre es provechoso conocer el contexto emocional en el que el alumno está inmerso. Si el alumno no tiene ánimos de estudiar, poco habrá quedado para él de la lección. En estos casos es recomendable ser empático y atraer al alumno a un estado emocional donde el alumno pueda encontrar confort. Aquí una apostilla: la motivación intrínseca del alumno ayudará con este 'problema' y no es el caso de que el maestro deba de animar al alumno con malabares y trompetas. También considera la empatía como 'los intereses propios del alumno'. Recuerda que la mejor manera de motivar a un alumno es satisfaciendo su curiosidad intelectual.
7- Sé un buen estudiante Finalmente, para llegar a ser un buen maestro, deberás convertirte en un buen estudiante. Estudia todo lo que puedas en tus tiempos libres. Pide consejos y cuestiónalos. Expón tus ideas a tus colegas y siempre ten una actitud humilde -humilde aquí es 'las cosas tal y como son'-. Apasiónate como lo haría un buen estudiante y contagia a tus a alumnos de tu ávida curiosidad por conocer el mundo.
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