Una Idea Mía que es Tuya
A vía de
ejemplo analícese que, para escribir un soneto, se necesita hablar una lengua,
lo cual evidentemente no es una invención ni propio, ni única, ni original. Tampoco es nuestra la sintaxis con la que
expresamos el verso; ni es nuestra, tampoco, la imagen más nítida que en vano
intentamos retorcer para alejarla de la representación real, esperando así
acercarla a lo antropomórfico, a lo
este-soy-yo-mórfico. Lo que podemos acertar hasta este momento es que el
esfuerzo de un individuo primeramente es el de cargar con el esfuerzo de muchos
otros individuos.
“[…] resulta tan errado como creer que en una carrera de atletismo
dan la medalla a quienes llegan a la meta, cuando en realidad la dan sólo al
que llega primero”
Por
otro lado, es difícil entender la colectividad de las creaciones (as ideas) si sólo se
toma en cuenta la acción cuando ha sucedido la eureka. Aislar las dos acciones, la del descubrimiento y la del proceso, es un
gesto de egoísmo. Cuestiónese lo siguiente: ¿no hay acaso esfuerzos directos e
indirectos que ayudaron a crear la obra del autor? ¿No son pruebas del esfuerzo
colectivo el hecho de haber sido instruido por otro, o haber accedido a
cualquier conocimiento que diese las bases para proyectar una obra? ¿Acaso el
apoyo de un padre y una madre, el sacrificio de una amiga o la ayuda de un
colega no cuentan? Si esta tesis es cierta, aceptarnos como autores únicos de
una idea sería aceptar un triunfo del cual sólo hemos hecho la parte.
Pero
hasta ahora se sigue arguyendo que las ideas de autor son propias por ser
originales, creativas y únicas. Esto es falso. No es necesario proponer
ejemplos arduos para demostrar que más de uno puede llegar a la misma
conclusión. El hecho de haber pensado de
la misma manera en que alguien pensó algo es prueba de ello. Sostener que
por el hecho de haber descubierto primero una cosa antes que otro te vuelve el
creador de tal cosa, resulta tan errado como creer que en una carrera de
atletismo dan la medalla a quienes llegan a la meta, cuando en realidad la dan
sólo al que llega primero. Dicho de otro modo, el autor es quien lo descubre
primero, no quien es el único que puede descubrirlo (o inventarlo). Todos
podemos llegar a escribir estas palabras, aunque probablemente con ligera
diferencia. Es en aquella diferencia donde justamente descubren cosas nuevas
los autores, siempre acompañados de fantasmas.
Preguntas:
¿En qué tipo de ideas piensas? ¿Cuáles son las más frecuentas? ¿Son todas las ideas las mismas? ¿Hay alguna idea que sólo la puedes pensar tú?
¿En qué medida puede una idea referirse a algo real? ¿Qué tan alejado podemos estar de la realidad? ¿Es posible un alejamiento total de todo lo que conocemos?
Una idea mía que es tuya by Pablo Ignacio Hernández González is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
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